Friday, March 07, 2008
intermezzo 5
la vida monastica esta rayando en lo insoportable para mi persona... NECESITO algo que invite a tener vértigo, superar algún reto decente que no implique necesariamente fechas límite sino algo que resuelva la vida de un momento a otro... las dunas de Ica me invitan a lanzarme por una corrida de casi 2 km asi que, a terminar mi más reciente misión y entonces, como dijo alguien, "reach for the sky"
/.../
the monastic life is scratching the unbearable for me... I NEED something that invites me to feel some vertigo, surpass some decent challenge that doesn't necesarily imply a deadline but resolves life from one instant to another... the dunes of Ica are inviting me to throw myself to a 2 km run so, let's finish my most recent mission and then, like somebody said, "reach for the sky"
02:30:15
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the monastic life is scratching the unbearable for me... I NEED something that invites me to feel some vertigo, surpass some decent challenge that doesn't necesarily imply a deadline but resolves life from one instant to another... the dunes of Ica are inviting me to throw myself to a 2 km run so, let's finish my most recent mission and then, like somebody said, "reach for the sky"
02:30:15
Wednesday, March 05, 2008
tenia
ayer yo recorde,
cuando en un concurso de poesía
con este texto me presenté
"largo poema para su edad"
quizás algunos pensarían
"tituberá y algunas líneas se comerá"
entre murmuros callados esconderían
pero no fue así
poema sugerido por mi madre y con su ayuda pude yo aprenderme éste y muchos textos más
pues ya antes me había adiestrado sin cesar
en este arte/oficio de tomar palabra ajena
y tentar a las musas invocar,
a Caliope y Talía de preferencia
pues mis temas en esos días
aventuras y travesuras incluían
y este es un poema,
que para mi sorpresa aún puedo retomar
con tan sólo oir las primeras líneas
para con el resto sólo continuar
lo leo otra vez y con satisfacción sonrío
de poder contener hasta ahora
este lindo poema/cuento/historia
escrito alguna vez por Ruben Darío
A Margarita Debayle
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
23:55:21
cuando en un concurso de poesía
con este texto me presenté
"largo poema para su edad"
quizás algunos pensarían
"tituberá y algunas líneas se comerá"
entre murmuros callados esconderían
pero no fue así
poema sugerido por mi madre y con su ayuda pude yo aprenderme éste y muchos textos más
pues ya antes me había adiestrado sin cesar
en este arte/oficio de tomar palabra ajena
y tentar a las musas invocar,
a Caliope y Talía de preferencia
pues mis temas en esos días
aventuras y travesuras incluían
y este es un poema,
que para mi sorpresa aún puedo retomar
con tan sólo oir las primeras líneas
para con el resto sólo continuar
lo leo otra vez y con satisfacción sonrío
de poder contener hasta ahora
este lindo poema/cuento/historia
escrito alguna vez por Ruben Darío
A Margarita Debayle
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento:
Margarita, te voy a contar
un cuento:
Esto era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha de día
y un rebaño de elefantes,
un kiosko de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita,
tan bonita,
Margarita,
tan bonita, como tú.
Una tarde, la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla
y una pluma y una flor.
Las princesas primorosas
se parecen mucho a ti:
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo es que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parques del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que encendido se te ve?».
La princesa no mentía.
Y así, dijo la verdad:
«Fui a cortar la estrella mía
a la azul inmensidad».
Y el rey clama: «¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?.
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El Señor se va a enojar».
Y ella dice: «No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas por el viento
fui a la estrella y la corté».
Y el papá dice enojado:
«Un castigo has de tener:
vuelve al cielo y lo robado
vas ahora a devolver».
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el Buen Jesús.
Y así dice: «En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis flores de las niñas
que al soñar piensan en mí».
Viste el rey pompas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita está bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mí vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
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