Thursday, May 01, 2008

 

Carta abierta al hijo del Capitán Trueno

Ayer no tuvo nada particular, a excepción de la inolvidable e hipnotizante presencia del amante bandido que apareció como un lobo en la noche, en córvido traje encandiló mucho más que un duende superando al juego de luces e imágenes que en el fondo se desplegaba.

Creo en ti hombre, aunque he oido varias veces eso de que los chicos no lloran, apostaría que más de uno no se aguantó las ganas al oir esas canciones que les permitió ganarse el corazón de esa linda amiga aun sin comprender el teorema de amor, les diste suficiente coraje para poder decir te amare antes de morir de amor.

Mirarte y escucharte fue caminar sobre las hojas secas desde Sevilla hasta de esos jardines frente al mar junto al faro donde el hijo del Capitán Trueno canta a esas sirenas que buscaron alguna vez Gulliver, encontrándose con este sereno personaje que no repara en dar bambú mientras susurra "morenamia" a su nena después de cuestionarse si se la come o no.

La belleza en el mensaje se puso muy por encima de los gritos desesperados del público que casi al final reclamó esa canción que parecía no querías cantar, gracias hombre pues ésta es la última vez que interpretarás esa canción bajo el reflejo en la luna de un sol forastero.

El concierto se me pasó como un suspiro, te propongo un trato, estaré en primera fila, tú sólo mantente en escenarios por más tiempo.

/.../

Ahora entre estas reminiscencias, dime entonces, tu que en este período en que yo he vivido has hecho lo que la gana te ha dado, cómo armas todas estas cosas que yo he visto pasar como ilusiones, diseccionado, analizando y sintetizando hasta casi armar fórmulas de eventos y sucesiones infinitas que arman todo como previsible, que han convertido ese panorama gobernado por picos sorpresas, tormentas, retos y misterios en un estéril plano sin más a la vista que el delgado horizonte que apenas sirve de recordatorio de discernimiento entre el cielo y la tierra, el mar queda lejos y lo jalo a mis espaldas... dime tú que has podido comprender todo ese sentimiento en tus canciones, es tan sujeto a nuestras decisiones, a nuestras ganas de creer? a nuestras necesidades?
Ayer te escuché y me permití creer que no se trataron de líneas chapuceras, recurrentes venideras en el momento que el mercader viene a reclamar por su tajada peor que el mecenas que sólo espera ser inmoralizado en alguna obra de sus protegidos.
Mientras espero tu respuesta sé que algo es muy cierto, quienes con franqueza no esperan un espejo para reconocerse, no están solos... gracias por estar ahi, no dejaré de cantar, sólo te pido sigas ahí disponible para verte otra vez pues siendo francos, si tu no vuelves, yo te busco para volverte a ver.

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